dilluns, de març 19, 2007

Geneva Auto Salon



El fin de semana pasado fui a Ginebra con mi novia y su familia a ver el salón del automòbil de esa ciudad. De entrada no me va demasiado lo de ir a ver coches. Aunque debo admitir que el trabajo que hice en el último año de bachillerato trataba de el estudio mecànico de un coche, la verdad és que mi visión sobre este modo de transporte a variado mucho desde entonces.

Para empezar el coche és un sistema caro, sucio, inseguro y energèticamente inviable a largo plazo. Incluso con la reducción del consumo con el uso de sistemas híbridos,(vèase Toyota, Honda, Lexus,...) o vehículos de dimensiones reducidas (Smart, C1, Aygo,..., tan sólo(que ya és mucho)pospone el problema. És decir, en mi opinión la solución al coche és el NO coche. Por otro lado los falsos-ecologistas seducidos por la maravilla tècnica híbrida deben saber que el coste energètico de producción de qualquier coche és a menudo superior al ahorro de combustible del nuevo auto.

Otras versiones supuestamente limpias como el motor de hidrògeno sirven como respuesta a los pro coche que utilizan la falacia: "la humanidad siempre se ha adaptado a los canvios" o "la ciència vanza y pronto darà soluciones" o "hace 40 años que oigo que se acaba el petròleo". A todas esas mentes de IQ inferior a 20 les propondria que a)Construyan una fàbrica de hidrògeno, b) que busquen en internet vector energètico, c)que me digan el año del último pozo de petroleo descubierto.

El coche, más que un sistema de transporte, és un objeto de estatus. Vendido con sexo, si tienes este coche seguro que pillas con una tía igual que la del stand de Ferrari. De hecho nada más lejos de la realidad. Cuando vi a toda esa marabunta observando maravillada los expositores, no se me ocurría nada más que todo ese personal metido en coches, atascados, pitando, gritando.